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miércoles, 29 de febrero de 2012

Un poquito más del libro...



Recuerdo, como ejemplo, mi etapa de ascensorista del maravilloso hotel Waldorf Astoria, situado en el mismo lugar que hoy ocupa el Empire State y en el que pude conocer a lo más granado de la sociedad neoyorquina de esos años y, por ende, recibir las propinas más grandes de mi vida.

Maravillosa juventud que creía eterna e indestructible, siempre subiendo, siempre hacia arriba. Hasta aquel otoño de 1929. 

Ahí llegó el principio del fin.

Todo lo que habíamos conocido los últimos años en esa increíble ciudad se desmoronó.

Cuando la bolsa de Nueva York anunció el mayor Crack de la historia, mi mundo dejó de existir.

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